miércoles, 22 de mayo de 2013

SOBRE LAS ENTREVISTAS Y EL LENGUAJE NO VERBAL.

Buenas tardes compañeros, publico nueva entrada, esta vez para hablar de las entrevistas y el lenguaje corporal.

http://www.youtube.com/watch?v=XBwBMQZz--M


Y como "solo tenemos una oportunidad de causar una buena primera impresión", aquí van algunos consejos para una buena entrevista:

PRIMER PASO, APARIENCIA FÍSICA.

Antes de salir de tu casa, obsérvate un momento en el espejo y piensa que esa persona que hay delante de mi es la misma que otros verán. Piensa y pregúntate ¿Mi apariencia el día de hoy y mi manera de vestir, me ayudarán a proyectar un mensaje positivo?

SEGUNDO PASO, CÓMO HABLO.
Utilizaremos un volumen alto para transmitir seguridad y dominio pero no demasiado alto pues denotaría agresividad.
Un tono gutural, no monótono demostrando que somos personas maduras.
Hablaremos con fluidez y sin perturbaciones, los silencios se interpretarán como algo negativo y el nerviosismo significará falta de dominio e inseguridad. Así, tampoco deberemos utilizar demasiadas palabras de relleno pues su uso excesivo aburre e impacienta.
No hablaremos demasiado rápido demostrando nuestro nerviosismo ni demasiado lento creando impaciencia en el receptor.
Las vacilaciones tampoco son útiles puesto que reflejan duda y falta de decisión.
TERCER PASO, QUÉ DIGO.
Cómo enfoco los asuntos. Qué pienso y cómo lo expongo.
Hay que dominar bien un tema para que los nervios no nos la jueguen demasiado haciendo que no sepamos expresarnos con claridad.
CUARTO PASO, COMO ESCUCHO.
No interrumpir (si nos interrumpen debemos hacernos respetar)
Dar señal de retorno, oímos y entendemos su mensaje
Utilizar los términos del interlocutor. Responderle.
Demostrar interés pidiendo aclaración a lo que oímos.
Todo ello sin forzar la realidad propia o ajena, con naturalidad expresiva y receptiva.
HABLAR DE PIE
Somos bípedos pero de un solo punto de apoyo. El otro sirve para guardar el equilibrio, para girar rápidos, para caminar. No es necesario exagerar esta postura (arqueando el otro) pues resulta "mal educado".
Estar de pie supone una actitud de servicio, de disponibilidad. El mantenerse agarrado a la mesa, al bolígrafo,  denota necesidad de protección.
No es bueno ofrecer el perfil o la espalda mientras se habla. Dirigirse a nuestros interlocutores supone mirarles y dejarse mirar de frente.
Las piernas no deben separarse mucho. Evitemos dar pasitos adelante y atrás (efecto de cierto nerviosismo) o el balanceo continuo que produce apoyarse alternativamente en una y otra pierna. 
HABLAR SENTADO.
Lo ideal para una comunicación eficiente y participativa es sentarse en circulo y sin objetos de por medio, aunque a veces es imprescindible una mesa para examinar papeles y tomar nota.
Cuando nos sentamos sobre la columna seguimos verticales, humanos y seguros. Damos la impresión de estar vivos, descansados, lúcidos, dispuestos a atender y trabajar.
El interés por lo que dices o te dicen te llevará en algunos momentos a inclinarte hacia adelante, apoyado en el filo de la silla.
No conviene cruzar las piernas ni los pies, señal de tensión o de aislamiento relajado. Los pies sobre las puntas o cruzados desvelan un nerviosismo reprimido.
EVITAR GESTOS DE DESCARGA
Muchas veces utilizamos gestos de descarga o tics que nos sirven de descarga ante la tensión comunicativa existente.
Deben censurarse y omitirse aquellas que puedan molestar a los presentes, por repetidas o de mal gusto. Pero no debe suprimirse toda demostración de duda o debilidad. Una actitud excesivamente atildada nos restaría humanidad.
LAS MANOS
El oficio de las manos es trabajar, defenderse o atacar. Y cuando nos comunicamos no tienen que hacer nada de esto.
Cuando empezamos a hablar pueden estar delante de nosotros, los codos flexionados. Juntas, apoyadas en la cintura (no en jarras) o simplemente abiertas, sin rigidez, en escorzo mostrando las palmas.
No estarán quietas, aunque podrían estarlo en algunos momentos. Las palabras, el sentido de lo que decimos, las moverán sin que lo advirtamos, sin que tengamos que pensar en el gesto.
Cruzar las manos ante la región pélvica es postura inocente que no debe prolongarse. Llevar la misma posición a la espalda nos reviste de la autoridad del sargento.
Las manos en los bolsillos muestran desinterés. Si dejamos el pulgar tuera o sólo ocultamos este dedo en el chaleco o bajo el cinturón, la actitud se vuelve clara: "todo está bajo control".


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